La industria del alquiler vacacional es una industria relativamente nueva, surgida de lo que se denomina “economía colaborativa”. Ésta permite a muchas familias de clase trabajadora obtener ingresos y en muchos casos poder vivir con dignidad.

El hecho de no estar regulada no la convierte automáticamente en ilegal, y en la actualidad los contratos de alquiler vacacional se rigen por la Ley de Arrendamientos Urbanos. dado que la normativa autonómica no lo contempla.

La vivienda sube y baja al ritmo de la economía y de multitud de factores. Eliminar uno sólo de esos factores no es suficiente para revertir este impulso. Es necesario un gran cambio de ciclo  para modificar estas tendencias.

El problema de acceso a la vivienda en España es estructural y existe desde hace décadas. Es cuanto menos simplista y en muchos casos malintencionado, achacarlo a un fenómeno tan nuevo como el alquiler vacacional.

Pensar que lo que no se dedique al alquiler vacacional se dedicará a alquiler residencial también resulta falaz, ya que no son opciones excluyentes. Se puede alternar entre ambos modelos y muchos propietarios prefieren mantener una propiedad vacía antes de aventurarse al alquiler residencial.

El alquiler vacacional no sólo no significa especulación, sino más bien lo contrario. El especulador es una persona que acapara un bien para provocar una escasez en el mercado que empuje los precios al alza.

El propietario de viviendas vacacionales es una persona normal, que nunca ha acaparado un gran patrimonio inmobiliario y que desea rentabilizar el fruto de su esfuerzo.

La industria del alquiler vacacional tampoco significa fraude. El fraude en el alquiler vacacional es menor al de otros sectores, ya que al estar sometidos a un escrutinio especial por parte de las autoridades. A pesar de las dificultades administrativas, los propietarios e intermediarios redoblamos nuestros esfuerzos para estar al día de todas nuestras obligaciones.

Además, al tratarse de un negocio que desarrolla gran parte de su actividad en Internet, todos los pagos y cobros se hacen a través de bancos, por lo que son trazables y están controlados por hacienda.

Alquiler vacacional tampoco significa masificación; éste es otro ejemplo más de cómo buscar al eslabón más débil para ofrecer una respuesta fácil a un problema complejo. Si existe masificación, algo que deberían establecer los expertos en la materia, ésta debe ser abordada desde la óptica del turismo. Por ejemplo, en el caso de las Islas Baleares, implicando a todos sus actores, que incluyen navieras, compañías aéreas, hoteleros, compañías de alquiler de coches, etc. Sin embargo, estas son empresas con gran poder adquisitivo, mientras que el sector del alquiler vacacional esta formado mayoritariamente por familias.

El alquiler de viviendas turísticas ha venido para quedarse

El alquiler de alojamientos turísticos combate la estacionalidad. No cierra durante el invierno, y ha venido a demostrar que ha venido para quedarse.

Mientras los hoteleros se resistían a esta evidencia, gracias al turismo vacacional el consumo y el empleo sufren mucho menos durante los meses de temporada baja, lo cual revierte directamente en el bienestar de los mallorquines. Y esta es una tendencia que, si los políticos no lo impiden, se acentuará en el futuro.

El alquiler turístico reparte riqueza; El alquiler turístico genera microeconomías y reparte el dinero de forma transversal. Acceder a este mercado implica una inversión importante en reformas, adecuación del producto (tiendas de mobiliario, decoradores, home-stagers) y comercialización (agencias, fotógrafos, tecnologías de la información).

Los estudios muestran que el cliente de alquiler vacacional gasta varias veces más que el turista de hotel, y que lo hace directamente en el pequeño comercio, restaurantes y bares locales, mercados, etc. El viajero que se aloja en los alquileres vacacionales lo hace para vivir como los locales, mezclarse con la población y gastar su dinero en las pequeñas empresas.

La industria del alquiler vacacional mejora la calidad del turismo y del destino; El cliente del alquiler vacacional busca por encima de todo sentirse “uno más”. Busca lugares únicos donde alojarse y desea que se le trate como a un amigo. La calidad se da por sentada, y se busca un “punto extra”. Para quienes nos dedicamos a este sector, ese punto extra implica una mejora constante en nuestros alojamientos y en nuestro servicio al cliente.

Tenemos los mejores índices de satisfacción de toda la industria turística porque nuestro negocio se basa en nuestra reputación personal online.

Los propietarios de alquileres turísticos son personas normales, ni magnates inmobiliarios ni malvados especuladores. El propietario común suele ser una persona de clase media que ha logrado adquirir una segunda vivienda como opción de ahorro e inversión.

Quienes afirman que 15 de propietarios acaparan el 11% de viviendas en el mercado confunden “anfitrión” con “propietario” cuando realmente existe una gran diferencia clara. Obviando, de forma tal vez malintencionada, que un único anfitrión puede gestionar múltiples propiedades de diferentes dueños.

En resumen, la industria del alquiler vacacional democratiza la riqueza del turismo. Si tienes un apartamento en la Costa del Sol que deseas destinar para alquiler turístico, en Room 24 te podemos ayudar, ¡llámanos!.